Sinopsis (aviso: la sinopsis oficial cuenta un poco demasiado para mis gusto, por si os la queréis saltar)

Kell es uno de los últimos magos viajeros con una extraña habilidad para trasladarse entre universos paralelos conectados por una ciudad mágica. Existe un Londres Gris, sin magia y con un rey loco. Un Londres Rojo, donde se honra la vida y la magia y donde Kell creció junto al heredero de un imperio esplendoroso. Un Londres Blanco, donde la lucha por controlar la magia dejó una ciudad en ruinas. Y mucho tiempo atrás, había un Londres Negro. Pero ya nadie habla de eso.

Oficialmente, Kell es el viajero Rojo y responsable de circular la correspondencia entre los nobles de cada Londres. Extraoficialmente, es un contrabandista, un hobby con consecuencias letales…

Durante un viaje, Kell se cruza con Delilah Bard, una ladrona idealista, quien aprovecha su encuentro para robarle un objeto misterioso. Entonces, una magia peligrosa emerge y la traición acecha en cada rincón. Para mantener a todos los mundos a salvo, ambos tendrán primero que pelear por seguir con vida.

Si hay algo que Victoria Schwab nos deja claro en cada uno de sus libros es que sabe cómo hacer su trabajo. El año pasado la autora consiguió colarse en mis mejores lecturas con su bilogía (próximamente trilogía) Villains, así que decidí que otras de sus sagas, Shades of Magic, era una buena opción para empezar el 2020. El primer libro, Una magia más oscura, nos presenta las historias de sus dos protagonistas, Kell, uno de los últimos magos capaz de cruzar entre mundos, y Lila, una ladrona en busca de aventuras, cuyas vidas se entrelazan cuando una forma de magia peligrosa llega a manos de Kell.

Victoria saca en esta obra todo su arsenal de worldbuilding y crea un escenario que no es que sea la guinda, es que es el bizcocho en el que se sustenta todo el maldito pastel. La trama se desarrolla en cuatro ciudades, cuatro versiones de Londres en mundos diferentes que solo tienen en común el nombre y el río que lo cruza por en medio. La trama en sí es bastante básica, una carrera por la corona que esconde un enorme peligro, y unos personajes que se ven envueltos en todo de casualidad y han de arreglar las cosas. Sin embargo, al sumergirlo todo en este mundo tan original, la historia adquiere un tinte nuevo que te mantiene enganchado mientras Kell y Lila saltan de un Londres a otro.

Lo mismo sucede con los personajes. Cada uno en solitario no es que sean nada novedoso ni especial (lo que no los hace malo, ojito), pero junto con la trama y el mundo queda un tapiz precioso. 

Sin embargo, a pesar de lo llamativo de los cuatro Londres  y la curiosa forma en que se unen, a mí lo que mas me ha gustado del mundo es el sistema de magia. Su base es bastante sencilla (los cuatro elementos más el elemento sangre o hueso), pero lo mejor viene en las distintas formas en que la magia se distribuye por los mundos, y la relación que mantiene con ellos. En cada Londres, las personas entienden (y, en consecuencia, usan) la magia de una forma diferente, y de esto nacen consecuencias totalmente dispares que afectan a cada ciudad, moldeando los diferentes mundos. 

Todo esto es el esqueleto de un inicio de saga perfecto, que te presenta a los personajes y te da las primeras pinceladas de una historia y un mundo que prometen ir a más en las próximas entregas. Yo, personalmente, estoy deseando empezar con la segunda parte, Concilio de sombras.